domingo, 1 de febrero de 2009

Ficción ‘Marcel Duchamp’

En principio me parece importante ver que la lectura y comprensión de la obra de Duchamp, tal y como dice Crimp al citar a Foucault, funciona de manera que cada una de sus obras además de él como persona artista, son un fragmento que configura un campo discursivo fuerte, (así como el museo según dice Crimp), su obra es un “universo representacional coherente” por lo tanto existe una “ficción” de Duchamp, una Institución Duchamp.

La noción INSTITUCIÓN anticipada por Marcel Duchamp radica básicamente en la su empresa por evidenciar los límites de las convenciones estéticas, convenciones que configuran el constructo Institucional. Viendo la obra de Duchamp, arqueológicamente, puede notarse el dialogo que se establece entre cada una de sus obras y cierto punto particular de lo Institucional; desde el uso de la pintura que hace evidente las convenciones culturales y “no naturales” de la visualidad, hasta la concepción de Arte denunciada por su obra La fuente, articulada en un nivel discursivo, con la revista The Blind Man.

Las convenciones estéticas cuestionadas y probadas por Duchamp, desde los años diez hasta sus últimos días, son las mismas que pretende plantear Crimp que los artistas contemporáneos a el (“…posmodernistas” - 1980) habían “puesto en tela de juicio” como pioneros, pero una obra como L.H.O.O.Q de Duchamp esta directamente hablando de la creación, de la genialidad, la autoría, la historia, la originalidad, el Arte; campos convertidos en estilo y tema para las posteriores “artes activistas”. Esto indica que todas estas anti-convenciones generan inevitablemente formaciones discursivas que corren el peligro de figurar como documento (en un sentido Foucaultiano), el cual posteriormente se utiliza para la “apropiación artística”. Es decir, ese discurso formado de fragmentos de anti-institución-convención llega a un punto en el que se homogeniza, se sistematiza, se hace historia y por lo tanto se hace Institución.

No es de extrañar que la Universidad Javeriana permita una cátedra llamada Marcel Duchamp justo en una época en la que un tipo de “arte relacional” esta tomando mucha atención institucional, por lo tanto económica, y que tiene muchos de sus principios en cierta democratización y apertura, opuestos teórica e idealmente a las “Instituciones de confinamiento”; y una seudoapropiación del Arte conceptual (anti-institucional y anti-convencional) que indica que estos discursos crítico-analíticos acerca y de Duchamp, son en estos momentos una “Superobra documento” tomada por las ‘estrategias de apropiación’ de las instituciones dentro de y para sus dinámicas de control y poder.
SL

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial!!!

Alvaro G. Loayza dijo...

Sandra, creo que Duchamp es un tipo que entra con patada voladora a la historia del arte riéndose o al menos mirando y atacando con sarcasmo a sus normas formales e institucionales, para luego ser fagocitado por el mismo mundo artístico y convertirse en una institución. Es cierto como Duchamp y su proyecto artístico va dotándose de sentido en conjunto que por piezas individuales, alcanzando eso que en cine podría entenderse como una obra de "autor". Uno de los conceptos que más se burla el bueno de Duchamp es el de autor, ya que con la sola firma convertir cualquier porquería o "ready made" en arte, es de por si subversivo, cuando desde los griegos era más o menos el autor el que convertía en genial cualquier artefacto con posibilidades artísticas, léase un lienzo o una escultura.
Duchamp es un crack, un revolucionario del arte, pero como toda revolución es absorbida por el stablishment.
Saludos desde La Paz!!!